de Tossa y sus secretos

Llena tu retina con todos los azules de Tossa.
Descubre aquel azul tan característico de los pueblos del litoral mediterráneo que aquí, en Tossa, se integró en un paisaje tan cautivador que supo seducir a Chagall en el año 1934, atrapándolo en lo que denominó su paraíso azul.
Fue en este paraíso en el que se inspiró para pintar El Violinista Celeste, una obra en la que evoca el paisaje de su infancia, a través de una ventana de azules intensos.
Con olor a sal, a romero y a tomillo, los caminos de ronda de Tossa son en la actualidad senderos modestos que se abren paso atravesando escenarios naturales tan imponentes, que nos hacen ser conscientes de nuestra pequeñez: acantilados que caen abruptamente hasta el mar, pinares que crecen en lugares imposibles, o calas que han buscado su espacio entre las rocas, abriéndose hacia la inmensidad de este mar tan nuestro.
Si te gusta quedarte frente a frente con la inmensidad de la naturaleza, si eres de ésos a los que les gusta dejar que su mirada se pierda en la grandiosidad de un paisaje único, si te gusta asomarte tímidamente desde un balcón al Mediterráneo, si eres de los que se sorprenden y emocionan ante una panorámica, si te gusta sentarte y deleitarte sin mirar el reloj… Entonces seguro que disfrutarás de estos miradores que te proponemos.
Antiguamente, los marineros contaban historias de los destinos que habían conocido, los exploradores lo anotaban en sus diarios y los artistas lo plasmaban en sus obras.
Si eres un viajero del s. XXI, en tu bolso no falta nunca un teléfono y te gusta compartir estos instantes para que te acompañemos o, simplemente, para hacernos soñar, en Tossa encontrarás parajes únicos donde hacerlo: rincones especiales, emblemáticos, auténticos, bellos, pintorescos, originales, con historia, para trotamundos, románticos, familias o para hacerte un selfie.
Compártelos con el #TossaBlueParadise y los veremos a través de tu mirada.
Entre los años 1930 y 1936 Tossa se convirtió en un polo de atracción de artistas de todas las disciplinas y procedencias, transformándose en un importante núcleo de vanguardia. A los artistas del país que ya residían en Tossa, como Rafael Benet o Pere Créixams, se les unieron artistas de la talla de Marc Chagall, André Masson o Georges Kars, quienes se instalaron y trabajaron durante largos períodos en la población. Esta fue una época tan ecléctica que Rafael Benet calificó Tossa como “Babel de las Artes”.
Como resultado de la estancia de estos y otros artistas en Tossa, y con la intención de mostrar parte de la obra que crearon aquí mismo, el 1 de septiembre de 1935 se inauguró el Museo Municipal de Tossa, donde se exhibe, entre otras, El Violinista Celeste de Marc Chagall.
Este período tan fructífero quedó por desgracia interrumpido al estallar la Guerra Civil Española.
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